Flores siempre frescas

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Flores siempre frescas.

No comprar flores que estén al sol y las que tengan varios días. Si las flores las recoges del jardín, hazlo por la mañana temprano o al atardecer, sin calor.

Si deseas decorar tus jarrones con flor cortada de tu propio jardín elige tener plantas vivaces y perennes (Aquilegia, Clavel del poeta (Dianthus barbatus), Crisantemo, Clavellina (Dianthus deltoides), Gerbera, Guisante de olor, Claveles, Strelitzias, Peonia, Strelitzia, Lila, Violeta, Rosales...) y bulbosas (Azucena, Fresia, Nardo, Tulipán...).

Antes de colocar las flores en su lugar definitivo es aconsejable que estén un par de horas con los tallos completamente sumergidos en agua para que se recuperen del traslado.

Arrancar todas aquellas hojas que vayan a quedar sumergidas en el agua.

Vigilar que los jarrones donde vayamos a colocar flores estén muy limpios.

Los floreros o jarrones elaborados con plata tienen un efecto antibacteriano y conservan las flores frescas durante más tiempo.

Las flores frescas no necesitan continuos cuidados. Cuanto más los movamos o toquemos menos durarán. 

Una vez hayan estado en remojo debemos cortar el extremo de sus tallos en bisel, o aplastar ligeramente los que son leñosos, formar el ramo y ponerlo en el jarrón.

Las flores en casa deben tratarse como si fueran una planta de interior. Es decir, evitar que le dé el sol directo que entra por las ventanas, no hay que exponerlas a corrientes de aire, ni a temperaturas muy altas (lejos del calor de un radiador de calefacción), evitar los ambientes secos.

Las flores durarán más tiempo si por la noche las sacamos al exterior si no hace frío. O bien, que pasen la noche en una habitación más fresca y con una ventana abierta.

Hay conservantes para flores. Usados adecuadamente y en las cantidades justas, se consigue incluso duplicar la vida de las flores. Estos productos eliminan las bacterias con lo que se evita tener que cambiar el agua del jarrón a diario. Basta con que se mantenga un nivel constante añadiendo agua fresca de vez en cuando.

Si no usamos conservantes, debemos cambiar diariamente toda el agua del jarrón y también recortar un poco los tallos a diario. Hay que procurar que no se obturen los vasos conductores ni se infecten por bacterias.

Echar una aspirina es un buen método para conservar nuestras flores.

Echar un par de gotas de lejía al jarrón ayuda a desinfectar.

Verter un poco de vinagre blanco también previene el deterioro del agua, así como añadir unas gotas de ginebra.

Un método que se ha demostrado útil es usar limonada en lugar de agua.

Depositar una moneda de cobre también ayuda a la conservación.

El truco de echar azúcar no está bien considerado porque obtura los conductos del tallo.

Si las flores cortadas se marchitan antes de tiempo debemos cortar un poco los tallos, llenar el florero o jarrón con agua caliente, poner las flores y colocarlas en un lugar oscuro. Cuando el agua esté ya fría la volvemos a colocar en el jarrón cambiando el agua de nuevo.

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